domingo, 11 de mayo de 2014

CRÍTICAS DE LIBROS: HARUKI MURAKAMI Y SU TOKYO BLUES

 
De un tiempo a esta parte, Haruki Murakami se ha convertido en uno de los autores más leídos y mejor valorados del panorama literario actual. Semejante éxito es algo que no deja de sorprenderme, pues al igual que sucede con otros fenómenos literarios como la saga de “Juego de Tronos” o “Millenium” no creo que sean libros escritos para todo tipo de audiencias al tratar de forma muy surrealista temas como el amor la amistad el suicidio y por ende, la muerte.
 
Sin embargo a pesar de lo comentado anteriormente, es cierto que hay algo que distingue la obra de Murakami de esos otros libros de éxito como los de “Juego de Tronos” (que para mi son exasperantes y farragosos a más no poder) y es su estilo literario, claro y elegante que fluye como el agua y que se lee de un tirón a pesar de que su argumento o personajes no terminen de ser coherentes ni terminen de atrapar al espectador.
Para aquellos que no conozcáis la obra de Murakami (un servidor no ha leído todos sus libros, pero sí una gran cantidad de ellos) tenéis que saber que en su obra podemos encontrar dos tipos de novelas. Por una parte novelas de “Corte fantástico” en las que se introducen sin cesar elementos surrealistas que chocan con la naturalidad con la que se desenvuelven y relacionan los personajes. (Un ejemplo claro es la lluvia de peces en “Kafka en la Orilla”).


Por otra parte tenemos las obras más “realistas” que se desarrollan en alguna ciudad de Japón y en las que normalmente se habla del amor (Hetero y homo sexual como el de “Sputnik mi amor”) la adolescencia (“After Dark”) o el suicidio ("Tokyo Blues").
 
“Tokyo Blues”, pertenece a este segundo género y es el título que dio a conocer a Murakami al gran público y con el que empezó a hacerse un nombre en la industria.
 
El argumento de la novela, (tal y como dice Wikipedia es básicamente el siguiente):
 
Tokio Blues, Norwegian Wood es una novela del autor japonés Haruki Murakami del año 1987. La novela es una historia nostálgica que trata los temas de la pérdida y la sexualidad. La historia está narrada por su protagonista, Toru Watanabe, que evoca en la novela el tiempo en que residió en Tokio durante su primer año como estudiante universitario. A través de los recuerdos de Toru el lector es testigo del desarrollo de sus relaciones con dos mujeres muy distintas: Naoko, una chica bella, con una vida emocional agitada, y, la sociable y animada Midori.”

 
Bueno ¿y que tal es “Tokyo Blues”?
 
Me resulta difícil hacer un juicio de valor acerca de Tokyo Blues porque lo cierto es que, a pesar de lo que vaya a comentar (negativamente) de aquí en adelante, lo cierto es que es un libro que me ha gustado bastante.
 
Para empezar me ha gustado el estilo sencillo y directo con el que escribe Murakami (y del que no me cabe duda es el secreto de su éxito) y que consigue que la lectura se haga amena incluso cuando estamos leyendo los pasajes más áridos (que los hay, de hecho unos cuantos).

 
Por su parte, los personajes, pueden ser más o menos coherentes (en mi opinión hay incongruencias en el comportamiento de los mismos como veremos más adelante) pero están escritos con mucho mimo y descritos con mucho detalle hasta el punto de que nos podemos hacer una idea de cómo son y cómo se encuentran por la descripción de la ropa que llevan en determinadas situaciones.
 
A su vez estos personajes actúan con normalidad en el entorno en el que se desenvuelven e interactúan con otros personajes de forma muy natural (excesiva en ocasiones y sobre todo en lo relacionado con el sexo) lo que facilita al lector ponerse en situación y a hacer algo más creíble una historia a la que a veces le cuesta poner los pies en el suelo.
 
Sin embargo a pesar de las virtudes de esta novela (su estilo sencillo e inconfundible y sus personajes ricos en detalles y matices), lo cierto es que leyendo la novela del tirón como hice yo, hay varios elementos que chirrían.
 
En primer lugar llama mucho la atención que, a pesar de tener unos personajes tan detallados (y a los que el escritor dedica tanto tiempo), el personaje principal no deja de ser una marioneta en manos del autor, que somete a dicho personaje a una serie de situaciones que, “simplemente le suceden” y con respecto a las que éste no tiene responsabilidad alguna. De esta manera Watanabe conoce a Midori porque ésta se le acerca a hablarle. Queda con ella porque a ésta le parece bien y mantienen relaciones sexuales porque ella le incita a él a ello. Y es que no deja de resultar curiosa la idea que Murakami tiene de las relaciones hombre –mujer, en las que la mujer parece tener siempre la iniciativa (y ojo eso ocurre no sólo en este libro sino en otros como el comentado “Kafka en la orilla”) y en las que la mujer incluso seduce sexualmente al hombre sin que éste tenga que hacer nada al respecto.

 
Porque digámoslo ya, en el libro hay sexo; de hecho es bastante explícito y aparece de forma regular, lo que le lleva a uno a preguntarse si, realmente es necesario que se describa con todo detalle qué es lo que le hace Naoko a Watanabe cuando se quedan solos y si no habría sido mejor dejarlo a la imaginación del lector, en la medida que, muchos de estos pasajes, por reiterativos, no aportan demasiado al desarrollo de la historia o de los personajes.
 
A estos elementos negativos, hay que añadirle un desenlace algo abrupto (lo que le sucede al personaje de Naoko) e inconcluso, lo que no es infrecuente en la obra de Murakami (y que es menos flagrante en esta novela que en otras como “Sputnik mi amor” en la que directamente uno de los personajes desaparecía y nunca volvía a saberse de él) y sobre todo la inexplicable decisión de Watanabe (ojo que viene un SPOILER como una CASA) de acostarse con una tercera mujer diferente a Naoko y Midori al final del relato. (continuación del SPOILER) No sé qué os parecerá vosotros pero a mi después de estar 300 páginas leyendo como Watanabe se debate a muerte entre dos mujeres, ver como se acuesta con una tercera, que ni le va ni le viene, justo después de que quede claro cuál es la mujer con la que se va a quedar, es cuanto menos desconcertante.
 
Pero bueno, los que ya hemos leído más novelas suyas ya sabemos que así es Murakami, desconcertante, adictivo, confuso, poético y surrealista.

 
Y todos esos calificativos son aplicables a “Tokyo blues”. Si sois capaces de acostumbraros a ellos, encontraréis una novela que no pasará a la historia por su profundidad o análisis de la psique humana pero que resulta increíblemente adictiva y os servirá para pasar un buen rato.
 
Y eso amigos míos, no es moco de pavo.

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