Siempre he considerado que ir al cine es mucho más que ver una
película proyectada sobre un trozo de tela. Ir al cine es una experiencia social,
en la que compartes las emociones provocadas por la película con otras
personas, bien sean amigos tuyos que han ido contigo al cine, bien se trate de
completos desconocidos sentados a tu lado en la sala.
Si habéis ido al cine alguna vez (espero que si…si no ¿que
estáis haciendo leyendo este artículo?) ya sabréis de qué estoy hablando. El
ejemplo más claro son las películas de terror. Si la película es buena,
probablemente os sintáis muchos más aterrorizados en la sala que si
la estuvierais viendo en vuestras casas. Y lo mismo ocurre con las comedias, los dramas e incluso las películas de acción, que resultan mucho más eficaces proyectadas en una sala de cine que en la pantalla de tu televisor.Y esto ocurre no sólo porque en el
cine el sonido y la imagen se magnifican, sino también porque al compartir las
emociones de la película con otras personas, éstas emociones también se
ven claramente potenciadas.
¡Óscar a la mejor fotografía ya! |
De esta forma, es bastante interesante comprobar cómo las
salas de cine representan un buen baremo para medir el grado de satisfacción
que la película provoca en el público. No tenéis más
que hacer la prueba: al término de la proyección, quedaos sentados en la sala
escuchando. Es muy probable que escuchéis comentarios de todo tipo acerca de la
película, comprobando de esta manera, si, en términos generales, el film ha
sido de agrado del público o no.
Al término de la proyección de “El renacido” última película
del algo sobrevalorado director Alejandro González Iñarritu y que es favorita a
los Óscar 2015, tuve la ocasión de repetir el experimento mencionado en el
párrafo anterior (cosa que la verdad, hago siempre que voy al cine). Y
francamente me quedé bastante soprendido, pues, cuando se encendieron las luces
de la sala, las palabras “bodriaco”,
“tostón”, “peñazo” o “demasiado larga” fueron algunas de las pocas perlas que
escuché.
Y sinceramente, como adelantaba en el párrafo anterior, me
quedé muy sorprendido porque a mí, “El renacido” me pareció una excelente
película, que me mantuvo enganchado, impactado y con los ojos pegados a la
pantalla durante las dos horas y media que duró la proyección.
El pobre Leonardo las pasará muy putas antes de poder consumar su venganza |
En mi caso, y como indicaba al comienzo de esta reseña, “El
Renacido” me dejó con la boca abierta varias veces durante la primera hora de
película, la mejor de la cinta, en la que hay algunos de los momentos más
impactantes que he tenido la oportunidad de ver en el cine a lo largo de este
año. Secuencias como el ataque del oso (brutal e impactante por su aspereza y
duración) la del ataque de los indios al campamento de tramperos o la huida de
Glass (Leonardo Di Caprio) por el río son algunos de los ejemplos de lo que
digo.
Tom Hardy, claro merecedor del óscar al mejor actor secundario |
Y no es que el resto de la película baje el nivel, es que
esta primera hora es tan brutal, y en ella tienen lugar hechos tan dramáticos
que, al menos en mi caso, me hizo perder cierta “sensibilidad” con respecto al
resto de metraje, aunque os aseguro que en esta parte de la cinta tienen lugar
numerosas secuencias para el recuerdo, guiño incluido a Han Solo en “El Imperio Contraataca”.
Entre los elementos negativos de la cinta encontramos un
argumento demasiado simple –a fin de cuentas estamos hablando de una historia
de venganza entre dos hombres- un metraje excesivo a todas luces, defecto en el
que últimamente incurren la mayor parte de los grandes directores
norteamericanos, incapaces de hacer cintas de menos de dos horas, algunos
pasajes que no aportan mucho y que alargan innecesariamente la cinta –ver las
secuencias oníricas de Glass con su mujer- o el hecho de que la mayor parte de los
personajes de la cinta –incluido el personaje del propio Di Caprio- son unos
verdaderos hijos de puta, con perdón de la expresión, lo que dificulta que el espectador empatice con ellos.
Sin embargo estos son aspectos que no consiguen empañar el resultado final de una excelente película que se encuentra claramente entre lo mejor del año y que, como digo siempre. sin duda merece la pena ir a ver al cine.
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